[et_pb_section fb_built=”1″ admin_label=”About Me” _builder_version=”3.22″][et_pb_row column_structure=”1_4,3_4″ use_custom_gutter=”on” padding_top_bottom_link_2=”true” padding_left_right_link_2=”true” _builder_version=”3.25″ max_width=”80%” custom_margin=”|0px||” custom_margin_tablet=”|10%||10%||true” custom_margin_phone=”” custom_margin_last_edited=”on|tablet” custom_padding=”100px|0px|0|0px|false|false” use_custom_width=”on” width_unit=”off”][et_pb_column type=”1_4″ _builder_version=”3.25″ custom_padding=”|||” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_image src=”https://centrocreciendo.com/wp-content/uploads/2021/06/IMG_4456.jpg” align_tablet=”center” align_phone=”” align_last_edited=”on|desktop” _builder_version=”4.4.8″ custom_margin=”-60px|-50%||” custom_margin_tablet=”|0%||” custom_margin_phone=”” custom_margin_last_edited=”on|tablet” animation_style=”slide” animation_direction=”right” animation_intensity_slide=”5%” hover_enabled=”0″ title_text=”IMG_4456″][/et_pb_image][/et_pb_column][et_pb_column type=”3_4″ _builder_version=”3.25″ background_color=”#f7f9fc” custom_padding=”40px|60px|40px|60px” custom_padding_tablet=”” custom_padding_phone=”|40px||40px||true” custom_padding_last_edited=”on|phone” padding_phone=”|40px||40px||true” padding_last_edited=”on|phone” custom_padding__hover=”|||”][et_pb_text _builder_version=”4.4.8″ text_font=”||||||||” text_font_size=”16px” text_line_height=”2em” header_font=”||||||||” header_2_font=”Montserrat|300|||||||” header_2_font_size=”40px” header_2_line_height=”1.4em” header_5_font=”||||||||” header_5_text_color=”#7f8dff” header_5_line_height=”2em” max_width=”700px” header_2_font_size_tablet=”” header_2_font_size_phone=”30px” header_2_font_size_last_edited=”on|phone” locked=”off”]
Dr. Fernando Alonso Ortega
Pediatra
Portugalete, mediados de los 80. Allí crecí feliz, un pequeño rubio pecosillo rodeado de familia y amigos. Ya desde entonces, influido en ese entorno familiar y vecinal del viejo barrio de ciudad, entre esas amistades más cercanas, estudiaban medicina sin descanso los gemelos Moreno Moreno, ilustres anestesistas vizcaínos: y el pequeño rubio quiso ser médico como ellos. Emigrado junto a mi familia a La Terreta ya abrazando la pubertad, me fascinaba la candidez, inocencia y alegría de los niños pequeños y los bebés: y fue cuando decidí que quería ser médico de niños. Hacia esa meta enfoqué mi horizonte profesional, y con el cambio de milenio me licencié en Medicina y Cirugía por la Universidad Miguel Hernández de Elche. Ese año 2000 y el infatigable esfuerzo de mi familia me llevaron a preparar el temido examen MIR a Oviedo, junto a dos excepcionales compañeros y amigos y referentes vitales, futuro cardiólogo y también futuro pediatra, enamorándome además perdidamente de aquella ciudad y de aquella tierra también norteña. Con el objetivo cumplido el siguiente paso era formarme como pediatra donde yo quería: en el Hospital General de Alicante. Y lo conseguí. Allí tuve la suerte de rodearme un grupo de compañeros residentes extraordinarios y unos adjuntos y mentores sobresalientes , tanto desde el punto de vista científico como desde una perspectiva personal y humana. Fueron años de más esfuerzo, estudio e incontables y duras guardias, siempre rodeado de compañeros y adjuntos excelentes, que me empujaron a alcanzar aquel horizonte: titularme como médico de niños.
Logrado el objetivo personal y profesional la siguiente etapa era trabajar y seguir desarrollándome como Pediatra. Trabajé como tal en varios centros de salud de Alicante arropado también por maravillosos compañeros. Movido por la casualidad, pronto di el salto a la pediatría privada en otro lugar excepcional, La Vila. Durante algunos años compagine la medicina pública y la privada hasta que finalmente esta última pasó a desempeñar el total de mi ejercicio profesional en Alicante (a través del magnífico equipo de PediatricAL en el grupo Vithas) y continuando en La Vila (como también orgulloso miembro del equipo de La Creueta).
Desde el inicio de este largo camino he aprendido mucho y tanto de tantas y muchas personas y profesionales cuya enumeración sería inagotable. Pero el camino del médico no tiene fin. He aprendido y sigo aprendiendo de todos esos compañeros, igual que aprendo y sigo aprendiendo de mis pequeños pacientes, de sus familias y cómo no, de la mía propia. Son sin duda mis propios hijos un manantial de lecciones para mi ejercicio profesional, experiencia del día a día en estado puro, y un motivo más y fundamental para seguir siempre adelante.
Y así es como, siempre rodeado de magníficos compañeros, poderosos imanes en mi devenir profesional, llego a este otro proyecto ilusionante, el Centro Creciendo, agradecido por la confianza depositada en mí y movido por mi confianza recíproca en esa nueva familia que me acoge.
[/et_pb_text][et_pb_text _builder_version=”4.4.8″ hover_enabled=”0″ locked=”off”]
Mi Lema
“La confianza es la clave de las relaciones. La confianza desafía a las dudas, ahuyenta miedos y cimenta la seguridad, alentando el desarrollo personal y animándote a dar el salto. Es la confianza en uno mismo y sus capacidades, en tus allegados, tu familia y amigos, en los compañeros, en tu equipo, y también en los pacientes y sus familias, la que da sentido al devenir de mi periplo vital.“
[/et_pb_text][/et_pb_column][/et_pb_row][/et_pb_section]