Desde muy joven quise estudiar Medicina, fascinada por conocer cómo funciona nuestro cuerpo y poder tratarlo cuando enferma. Ya entonces la Dermatología era una de las especialidades que más me gustaban. Años después, se cumplía mi sueño y empecé a estudiar la licenciatura de Medicina en la Universidad Autónoma de Madrid.
Una vez terminada la carrera y presentarme al MIR, elegí la especialidad de Dermatología en el Hospital Universitario La Paz. Ese periodo fue de gran aprendizaje profesional y personal, porque me permitió conocer compañeros de diferentes especialidades con los que compartimos muchas experiencias. Durante esta formación, me sentí particularmente atraída por el campo de las lesiones melanocíticas benignas y malignas (los “lunares” y el melanoma), por lo que hice dos rotaciones externas en Barcelona. Una en la Unidad de Melanoma y Epiluminiscencia Digital en el Servicio de Dermatología del Hospital Clínic y otra en el Centre de Diagnòstic de Lesions Pigmentàries. Una vez terminada la especialidad, trabajé en varios hospitales públicos de la Comunidad de Madrid y colaboré unos años en la Unidad de Lesiones Pigmentadas y Tumores de Piel del Instituto Madrileño de Oncología. Desde el 2003 trabajo en el Hospital Universitario Puerta de Hierro. Allí, además de la patología general dermatológica, paso la consulta de Dermatoscopia Digital y de Hiperhidrosis.
La labor asistencial es la parte más importante de nuestra profesión y la que le da sentido a nuestra formación. Para poder dar una asistencia de calidad es fundamental la formación continuada, por ello participo en cursos y congresos, tanto impartiendo como recibiendo formación. También colaboro en la docencia de estudiantes y residentes.
Elegí Dermatología al confirmar, mientras estudiaba Medicina y luego con la preparación del MIR, que esta especialidad era una de las que más me gustaban. Sin embargo, no fue hasta que empecé la residencia cuando fui consciente de lo amplia que es y eso es un estímulo para seguir aprendiendo. Me gusta por todas sus subespecialidades, por su relación con los otros órganos, por ser la barrera entre el exterior y los órganos internos. Porque es el único órgano que podemos ver, tocar y sentir. Lo vemos cómo se modifica a lo largo del tiempo y lo vemos enfermar. Y a la vez podemos cuidarlo, curarlo, incluso embellecerlo.
También nos ayuda a tener en cuenta el estado anímico o físico del paciente por la relación que hay entre éste y muchas de las patologías dermatológicas. En ocasiones se tiende a banalizar la patología dermatológica, posiblemente porque al ser el órgano más extenso del ser humano, tiene mucha resiliencia, pero el fracaso de su función es incompatible con la vida, igual que cuando falla cualquier otro órgano vital. Por eso es tan importante cuidarlo, para prevenir y tratarlo precozmente, para evitar complicaciones.
Me ilusiona participar en el proyecto del Centro Creciendo, un proyecto pensado en brindar una atención global a toda la familia para lo que cuenta con los recursos necesarios, entre ellos el tiempo, fundamental para poder atender adecuadamente al paciente. Así mismo, es una oportunidad de reencontrarme y de conocer nuevos compañeros, lo que es muy gratificante.