Estudié psicología en la Universidad Pontificia de Salamanca con la pasión de conocer al individuo, de estar en el lugar del otro, sentir lo que siente y compartir emociones.
En los últimos años de especialización ahondé en los trastornos del lenguaje. Qué es el lenguaje, cómo se activan las áreas cerebrales, en qué se diferencia del mero acto motor, qué sucede en el lenguaje escrito. Estas preguntas me encaminaron a los estudios de logopedia en la Universidad Complutense de Madrid.
Me formé en la Unidad de Aprendizaje y Logopedia del Hospital Niño Jesús. Allí me empapé del rigor profesional, de la evaluación y diagnóstico diferencial como requisito para un buen tratamiento logopédico y descubrí la logopedia como servicio social. He desarrollado mi vida profesional en consulta privada pero el Hospital Niño Jesús siempre ha estado presente. Al cabo de unos años, la Unidad de Terapias de este hospital me aportó un grupo profesional variado, la diversidad de familias y niños y el acercamiento a otras áreas de la logopedia. Explicar que el habla no es el lenguaje, que un trastorno fonológico es diferente a una dislalia, que el “ya hablará “ es un error, que un niño que tartamudea sufre, que la dislexia no es pereza, que los padres no son culpables… siguen siendo retos diarios. CRECIENDO es la puerta abierta que renueva el aire y deja entrar el soplo fresco para seguir moviéndome.
