Parece que fue ayer cuando decidí que quería ser logopeda. ¿Quién me iba a decir que esa decisión me iba a llevar por el camino que ahora transito? Recuerdo que siempre me han encantado los niños y que quería dedicarme a un trabajo en el que estuviesen ellos presentes. Nunca había oído hablar de la logopedia y cuando lo descubrí pensé, “este es mi sitio”. Mezclar la atención a las dificultades en la infancia, a la familia, desde una visión sanitaria, es perfecto.
Así que, en 2003 empiezo mi formación en logopedia en la Universidad de Valladolid, pero esto fue solo el principio. Según iba conociendo un poquito más de este mundo, más me daba cuenta de que tenía que seguir formándome. Más tarde, me fui a estudiar a Bruselas, a conocer cómo trabajan los logopedas en audiología, una gran experiencia.
A la vuelta, empecé trabajando en atención temprana, donde conocí de primera mano a los peques, sus dificultades, a las familias… y descubrí la importancia de la atención a la esfera orofacial (dificultades de alimentación y deglución, sialorrea/babeo, parálisis facial…) por lo que me especialicé en Terapia Orofacial y Miofuncional en la Universidad Pontificia de Salamanca. Otro aspecto importante, es poder dar un medio de comunicación a vuestros hijos, lo que me llevó a formarme en sistemas de comunicación, incluyendo el uso de nuevas tecnologías y la lengua de signos.
Al poco tiempo, en 2009, tuve la oportunidad de formar parte de la Unidad de Rehabilitación Infantil del Hospital Beata María Ana, donde conocí de primera mano las lesiones neurológicas infantiles y el trabajo en equipo. A lo largo de estos años me he ido formando en la atención a esta población, tanto en patología neurológica como en dificultades de alimentación, desde los neonatos hasta los adolescentes.
Desde entonces mi trabajo se centra en la atención a las familias y sus peques con dificultades en la comunicación, lenguaje (oral y escrito), habla y alteraciones orofaciales (deglución atípica, disfagia, babeo, parálisis facial…), desde los recién nacidos hasta los más mayores. Todo esto siempre desde la visión del niño, con el juego y la motivación como motor, y con la familia de la mano. Además, creo que un abordaje integrador, con el resto de profesionales, la familia y el entorno escolar tiene una gran repercusión en el niño, como persigue el centro Creciendo.
Compagino esta actividad con la docencia, colaborando con varias universidades y centros especializados en la formación de logopedas. Mi ámbito es el de los trastornos de la alimentación en la infancia, el daño cerebral y las dificultades en población pediátrica.
Y de repente, surge la oportunidad de formar parte de este proyecto centrado en la infancia y la familia, y me uno a él con la mayor ilusión, con la decisión de aportar mi granito de arena y de seguir creciendo todos juntos.
A nivel personal, soy madrileña de nacimiento y de adopción, ya que crecí en Palencia. Me encanta cocinar y comer, viajar y estar en familia. Tengo dos hijos que me han permitido ver la vida desde el otro punto de vista, la familia. Disfruto mucho de mi trabajo, y tengo mucha inquietud por seguir aprendiendo.