Cuando era adolescente cambié muchísimas veces el “qué quería ser”: médica (pero no en un hospital sino una como aquella que aparecía en una serie, madre y doctora que iba de casa en casa cuidando cuando se la necesitaba, a las personas del pueblo), abogada (para mi siguiendo la idea de defender y apoyar a las personas) … hasta justo el año en el que había que decidir, que dije PSICOLOGÍA. Claramente. Creo que para mí esta idea englobaba salud, acompañamiento, cuidado, apoyo… Y si puede ser con infancia y adolescencia, ¡mejor! Así que ya, en mi cuarto año de carrera (aunque estudié en la Universidad de Comillas de Madrid), pude rotar en verano en la Unidad de Salud Mental Infanto-juvenil de un Hospital en La Coruña… ¡Menuda ventana de aprendizaje!
Desde entonces hasta ahora no he dejado de formarme y aprender en general, y de manera más específica en niños y adolescentes: Trastornos psicológicos en niños y adolescentes, psicoterapia infanto-juvenil, “Metodología y técnica para el cuidado físico y emocional del niño y adolescente con enfermedad terminal y su familia” …). Este interés por la infancia y adolescencia no ha cesado en toda mi trayectoria profesional.
En 2007 aterricé en el Servicio de Onco-hematología y Trasplante del Hospital Infantil Universitario Niño Jesús… allí me acogió una psicóloga de la que aprendí muchísimo (no sólo de psicooncología, sino de calidad y calidez), y un equipo médico que hizo muy fácil la conexión y el trabajo en equipo con el cual hasta 10 años más tarde tuve la oportunidad de acompañar a muchas familias en el duro proceso de la enfermedad.
En 2011 comencé a coordinar (complementando el trabajo en el hospital) la Asociación española de Adolescentes y Adultos jóvenes con cáncer. Queríamos y sentíamos la necesidad de visibilizar la importancia de investigar el cáncer en esta franja de edad, que cabalga entre la infancia y adultez, y que a veces tan poco se entiende y tanto se camufla entre ambas.
En 2017 presenté mi tesis en la Facultad de Medicina de la Universidad Autónoma. Realizarla fue todo un desafío y aprendizaje en todos los sentidos. Y me hizo crecer y conocerme todavía más.
En 2018 cuando ya estaba a punto de abrirse la Unidad de Adolescentes, y la consulta de largos supervivientes en el Hospital (dos áreas a las que me dediqué especialmente los últimos años), y la Asociación española de Adolescentes y Adultos jóvenes cogía un nuevo impulso por un equipazo de sanitarios, sentí la necesidad de moverme, e impulsar otros proyectos. Aprender con otras personas y de otros modelos. Así que, cuando me ofrecieron la oportunidad de coordinar un proyecto piloto de Madrid Salud “Salud Comunitaria al final de la vida: Comunidades Compasivas” no dudé. Era apoyar y acompañar desde una perspectiva más comunitaria. Sensibilizar a la ciudadanía en estos temas de la muerte y el duelo que tanto miedo nos da… a la comunidad educativa, facilitando espacios donde poder hablar, también, de lo que duele, de lo que nos hace sentir rabia, tristeza, miedo… y apoyar a las personas que estaban en un proceso de final de vida, y/o sus allegados, previniendo que este proceso se complicase.
El proyecto fue bien, y en 2021, después de haber pasado una pandemia que a todos/as nos tocó, nos marcó, y nos puso encima de la mesa la vulnerabilidad conjunta (no esa de la que hablábamos de una parte de la población), se vio la necesidad de ampliar este modo de acompañamiento a toda la ciudad de Madrid desde el proyecto estratégico “Prevención del duelo complicado: Comunidades Compasivas”, en el cual continúo como supervisora del equipo, combinándolo desde hace un tiempo con la clínica privada.
A “Lucia mi pediatra”, como muchos/as de vosotras/os la sigo, claro, en Instagram, desde que tengo hijos. Dos amigas mías (dos médicos de mi equipo del hospital) me dijeron que iban a entrevistarse con ella porque iba a abrir un centro en Madrid. ¡Qué me dices! ¡Siempre pensé que teníamos que hacer un centro así! ¡Trabajar en equipo es lo que funciona!
Y pasado un tiempo, he tenido la suerte de que Pilar Vecina, buscase a una psicóloga infanto-juvenil con ganas, y… ¡adivinad! ¡Me uno! Que suerte la mía. De seguir aprendiendo y aportando… CRECIENDO junto a vosotros/as.